La vigorexia no está reconocida como enfermedad por la comunidad médica internacional, pero se trata de un trastorno o desorden emocional donde las características físicas se perciben de manera distorsionada, al igual que lo que sucede cuando se padece anorexia; pero a la inversa.
Una persona que siempre se encuentra con carencia de tonicidad y musculatura, puede sentir una necesidad obsesiva de realizar ejercicio físico para mejorar su aspecto corporal, haciéndolo de forma compulsiva, y con ello padecer vigorexia. Con esta, los cuerpos suelen desproporcionarse, adquiriendo una musculatura no acorde con la talla de la persona.
Vigorexia no es exactamente un trastorno de la alimentación, pero guarda una estrecha relación.
En la persona vigoréxica, se presenta una sintomatología muy parecida a la de las personas anoréxicas, sólo que, cuando las anoréxicas se ven excedidas de peso y luchan por bajar de peso (y lucen su flacura con orgullo), las personas vigoréxicas se sienten escuálidas y quieren aumentar cada día más su masa muscular, luciendo con orgullo su apariencia exageradamente musculosa.
La persona con vigorexia se obsesiona por verse musculosa, se mira constantemente en el espejo y acude a la báscula frecuentemente. Abandona sus actividades sociales y le dedica todo el tiempo posible al gimnasio y a entrenar. Los regímenes alimentarios de una persona con vigorexia son ricos en proteínas, le dan demasiada importancia a los anabolizantes y a los productos dopantes. Los afectados son en su mayoría hombres de entre los 18 y los 35 años de edad, quienes comienzan a dedicarle demasiado tiempo a los ejercicios propios de un gimnasio. Al dedicarles de entre tres a cuatro horas diarias, le restan importancia al resto de sus labores y ocupaciones cotidianas.
Por norma general, el afectado por esta enfermedad no acude al médico hasta que el problema ya es muy avanzado y se tratan casos extremos que acaban en anorexias o bulimias de varones.
- Mirarse constantemente en el espejo y aún así sentirse enclenques.
- Invertir todas las horas posibles en hacer deportes para aumentar la musculatura.
- Pesarse varias veces al día y hacer comparaciones con otras personas que hacen fisicoculturismo.
- La enfermedad deriva en un cuadro obsesivo compulsivo, que hace que el vigoréxico se sienta fracasado, abandone sus actividades y se encierre en un gimnasio día y noche.
- Peso normal o ligero sobrepeso.
- También siguen dietas bajas en grasas y ricas en hidratos de carbono y proteínas para aumentar la masa muscular, por lo que corren mayor riesgo de abusar de sustancias como hormonas y anabolizantes esteroides..

- Numerosos problemas orgánicos y lesiones pueden aparecer cuando la práctica deportiva es excesiva.
- Las desproporciones entre las partes corporales son muy frecuentes, por ejemplo, un cuerpo muy voluminoso con respecto a la cabeza.
- La sobrecarga de peso en el gimnasio repercute negativamente en los huesos, tendones, músculos y las articulaciones, sobre todo de los miembros inferiores, con desgarros y esguinces.
- La alimentación es otro problema muy frecuente e importante, ya que consumen muchas proteínas e hidratos de carbono y poca cantidad de grasa en un intento de favorecer el aumento de la masa muscular. Ocasionándoles muchos trastornos metabólicos..
- El uso de anabólicos es también otra consecuencia que se asocia a la vigorexia, en un intento de mejorar el rendimiento físico e incrementar el volumen de sus músculos. Con el uso de estas sustancias no se obtiene ningún beneficio, sino todo lo contrario, ya que producen muchos trastornos en el organismo como masculinización e irregularidades del ciclo menstrual en las mujeres, acné, problemas cardíacos, atrofia testicular, disminución de la formación de espermatozoides y retención de líquidos, entre otros.
- Es importante tener en cuenta que estas drogas no aumentan la fuerza muscular, la agilidad ni la resistencia.
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